sábado, 30 de julio de 2011

























Para él...mi amigo..





Hay algo que siempre conecta a las personas. Pueden ser algunas palabras comunes y triviales, un empujón, un roze, un golpe violento, un puñetazo o simplemente un saludo de cortesía. A veces lo único que las conecta es que se vieron la una a la otra y quizá, aunque nunca sepan, ni les interese saber sus nombres, esos rostros se queden guardados en el subconsciente y se coloquen en la cara de los cuerpos desconocidos que aparecen en sueños, y nos preguntemos quienes son ellos y de donde sacamos sus rostros, como cientos de extras de cine, cuerpos con cara y miradas pero sin nombres ni historia.




Otros contactos son menos superficiales, aquellos con los que se establece más que un par de palabras y se entabla una buena charla, claro que, no es tan casual como los colocan en las películas donde en un elevador, un parque o hasta en el cine dos extraños crean de la nada una plática cómoda y fluida; en la vida real, estas charlas son más escurridizas, como una libélula traviesa coqueteando a todos pero dejándose atrapar por sólo unos cuantos...



Luego están los contactos más profundos, cuando la cara de cortesía inicial se desvanece y deja lugar a que caras más íntimas se asomen y dejen ver, como una persiana entreabierta, los distintos ángulos de aquel ser al que se mira. Aquí es donde están los amigos, y no, cuando digo "amigos" no me refiero a ellos en el desgastado sentido de "las personas con las que pasas tus mejores momentos", porque al menos a mi juicio, por el contrario, es con los amigos con los pasas los peores jodidos momentos de tu vida y que a pesar de ello sabes que seguirán ahí


Pero hay aún otro categoría, no excluyente de la anterior sino más bien como un peldaño de ella, son aquellos amigos a los que no sólo has visto y te han visto por una persiana entreabierta, sino que han retirado toda cortina y han viajado a la esencia, conociéndola, saboreándola y para defecto o beneficio que ello signifique... modificándola. Y aunque es completamente irrefutable que esto no los convierte en unos totales conocedores de la esencia, porque para empezar nisiquiera la mirada del propio individuo llega tan lejos, lo cierto es que están ahí, y más allá que un insípido "estar", permanecen... viven ahí, y el lazo entre esas dos esencias es sincréticamente tan primitivo y complejo que se convierte en algo más fuerte y significativo que la sangre, en una hermandad apalabrada.

Y eso Fernando, eres tu, y no hace falta enumerar sosamente los momentos que lo dictan. Un lazo primario de infinitas cuerdas, eso somos ambos y si te escribo esto es por la sencilla razón de querer que lo sepas, eres una pieza invaluable en mis años, un compañero tejedor en esta maraña de red existencial, tu, por ser esa fantástica entelequia por y sobre cualquier otra cosa: un amigo...mi amigo.

3 comentarios:

  1. Yo no sé exactamente que puedo decir de nuestro encuentro. Fue casual y gracioso. Ambos nos entendimos casi de inmediato. Ambos teníamos un humor similar. Ambos parecíamos no tener miedo al ridículo. Si tuviera que elegir el evento que mas me cambio la vida ese sería el día en que te conocí. De no haber sido por ti no se que hubiera sido de mi. De no haber sido por ti probablemente estaría atrapado aún en un espiral primitivo de autodestrucción. Te conozco y pensaras que ya lo estoy. Pero me hiciste descubrir cosas en mí que no creí tener. Me hiciste una mejor persona.
    En algún momento llegamos a pensar que no nos aportábamos nada el uno al otro. Incluso que no estábamos creciendo. Que equivocados estábamos. Si de algo estoy seguro es que me has hecho como seis veces lo que era, me has ayudado demasiado, y espero que yo a ti. Siempre hemos estado ahí, a fin de cuentas, hasta cuando nos duele. Esto no tiene nada de malo. Toda relación verdadera es así. Le has dado a esta bestia un pedazo de humanidad y de amor, que vale más que cualquier otra cosa. Nuestra personalidad llego a volverse una especie de desarrollo simbiótico. Hemos sido muchas cosas. Tantas, que actualmente dudo que exista un término simple para esas múltiples cuerdas de las que hablas. Eres una de las personas más importantes de mi vida, y nuestra sangre si no literalmente mezclada, se ha vuelto vestigio del legado de nuestra amistad y de nuestro amor. Creo que este tipo de amor va mas allá de los simples y limitantes esquemas que la sociedad mundana le atribuye a la palabra. Yo no sabría si decir que es una hermandad. Pero creo que es el tipo de relación que hay que atesorar y cuidar.
    Tal vez tengamos enfoques equivocados, incluso dañinos. Cometemos algunos errores y, como con toda persona que te importa, no podemos evitar ser egoístas en ocasiones.
    El camino ha sido tempestuoso y bello. Lleno de altos y bajos. De jardines y de yermos amargos. De todo he aprendido, y siempre me quedo pensando que tuve una suerte extrema al encontrarte.
    Yo espero, Helena, que estas palabras no se queden en el aire, que ambos maduremos y sepamos forjarlas para siempre en nuestro cielo. Espero que siempre estemos ahí, el uno para el otro, como verdaderos compañeros de alma.
    Sé que tu valoras los hechos y no tanto las palabras. Y espero que pronto logremos esa sanidad que tanto anhelamos y que tan hábilmente esquivamos.
    Aunque mentiría si digo que no me da miedo.
    Te quiero muchísimo Helena, y estas palabras se quedan cortas y vulgares para expresar la forma en la que nuestras miradas se encuentran, cómplices. Se comprenden y ríen, porque gran parte de nuestros pensamientos son solo para nuestro mundo bizarro y bello.
    Sigue iluminando mi camino. Le das una noble belleza a la lúgubre estepa que salpica mis días.
    Gracias Luna.

    ResponderEliminar
  2. Por cierto, el contraste con el bosque y la ciudad es genial :)

    ResponderEliminar